Compra a Pedro Termenón
Treinta de enero de 1.758
“……… Pedro Termenón vecino del lugar de
Castroquilame dijo que vende y da en venta real por juro de heredad desde ahora
para siempre jamás a Dn. Ángel Álvarez de Losada, presbítero, su convecino para
el susodicho, sus herederos y sucesores y quien su derecho hubiere, es a saber
una suerte de tierra en do llaman las Cortinas dos Chaos de Outeyro en precio
de setenta y siete reales………”
Escribano: Pedro Lorenzo de Luna
Once de septiembre de 1771
Testamento de Dn. Ángel Álvarez de Losada
“In Dei Nomine Amén; sepan quantos esta
carta de testamento última y postrimera voluntad vieren como yo Dn. Ángel
Álvarez de Losada, presbítero que he sido deste lugar de Castroquilame estando
enfermo de enfermedad natural, que Dios Nuestro Señor fue servido darme, aunque
en mi sano juicio y entendimiento natural, creyendo como firmemente creo en los
misterios de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo, tres personas
distintas y un solo Dios verdadero y en todo lo más que cree y confiesa Nuestra
Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana ………nombro por mi único
heredero a Pedro Álvarez de Losada……… no firmó por la gravedad y achaque y a su
ruego lo hizo el dicho párroco Dn. Francisco Rodríguez Yebra = Ante mi Juan
Ignacio de Prada =
Escribano: Juan Ignacio de Prada y Quiroga
(1)Aniversario fundado por Juan García y María Arias.
Veintiocho de marzo de 1.700
“En el lugar de
Castroquilame a veinte y ocho días del mes de marzo y año 1700. Ante mí
escribano público y testigos, parecieron presentes Juan García y María Arias,
su mujer, vecinos deste dicho lugar con licencia expresa, consentimiento que
antes de todas las cosas la susodicha pidió y demandó al dicho su marido, para
junto con él jurar y otorgar esta escritura de fundación de aniversario y lo
que abajo irán declarando...
...fundar un aniversario perpetuo de ciertas misas que se han de decir en
la iglesia parroquial deste dicho lugar
de Castroquilame: Son fundadas sobre ciertos bienes raíces que abajo irán
declarados, las cuales dichas misas son dos rezadas en cada un año,
perpetuamente y para siempre jamás. Las dichas dos misas se han de decir la una
el día del Ángel de la Guarda o su octava y la otra el día de San Antonio de
Padua o su octava y se han de decir por nuestra intención y la de nuestros
antepasados...
...José Álvarez y García, nuestro nieto, hijo de Juan Álvarez y María
García, su mujer e hija de los otorgantes y en defecto de no ser sacerdote de
misa, suceda en este aniversario Ángel Álvarez y García, su hermano, que se ha
de hacer sacerdote de misa con la misma carga de las dos misas rezadas en cada
año y en defecto destos llamados que no fuesen sacerdotes de misa, quieren y es
su voluntad, que suceda en este aniversario el primer hijo que tuviere Ángela
García, hija de los otorgantes y si no hubiese hijos, suceda en este
aniversario y bienes el primer hijo varón que tuviere Dominga García, nuestra
hija, siendo sacerdote de misa así uno como el otro.
En el documento se especifican una casa, una bodega y 15 fincas.
Con estos documentos pretendo mostrar el entorno de la abuela de José. El pueblo de Castroquilame siempre ha sido un pueblecito
pequeño, donde las propiedades están muy divididas y son minúsculas, un
autentico minifundio. Las ochenta familias que como máximo han llegado a vivir
en él, lo hacían de forma humilde y seguramente sin cubrir muchas necesidades
básicas. Los hecho que nos describen estos documentos ocurren en el siglo XVIII. En esta época las edificaciones eran de
piedra y muy toscas, los pisos de madera, los tejados de pizarra en forma de
grandes lastras o lajas soportadas por armazones de madera. Los bajos se
dedicaban a bodega y cuadras, en las que se alojaban algunos cerdos, unas pocas
cabras y ovejas, alguna vaca o buey, conejos, gallinas, un asno... La primera
planta tenía una cocina baja, que consistía en unas piedras colocadas sobre el
piso y sobre las que se hacía el fuego, el humo salía por algún pequeño
ventanuco o por entre las pizarras; aquí se cocinaba y se comía sentados en el
escaño alrededor del fuego o en una pequeña mesa cercana. Por el resto de la
planta se distribuían las habitaciones o leitos, en las que estaban las camas o
simplemente los colchones de paja, hojas de las mazorcas del maíz o de lana.
La casa de los Álvarez de Losada era un conjunto de
construcciones en las que había varias casas ocupadas por la familia, corral al que se accedía por un
portalón con arco, cuadras, pajares, bodega, lagar, etc. Es posible que las
condiciones de habitabilidad fueran similares al entorno, aunque las mayores
posibilidades y la presencia de sacerdotes pudieran mejorar estas. Por otra parte es frecuente encontrar documentos en los que se reconoce haber recibido prestamos de miembros de la citada casa. Y otra característica es el gran número de compras de todo tipo de fincas realizadas por estos.
La madre de María era Francisca López Lastra, sobrina del escribano
Antonio López Lastra, que eran naturales de Villalbolle (Grandas de Salime), en Asturias. Había aportado al matrimonio como dote trescientos ducados de
vellón, que en aquella época suponían una bonita cantidad como veremos a
continuación.
1 ducado
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1,1
escudos
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11 reales
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1 duro de
plata
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2 escudos
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20 reales
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1 real
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34
maravedíes
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1 peseta
de plata
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4 reales
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300 ducados equivalen a 3.300 reales
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Antonio López Lastra era el escribano de la zona y conocedor de la vida y milagros de de toda la gente, por lo que es de suponer que no consentiría una boda de su sobrina con un cualquiera y sobre todo con la dote que aportaba.
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